viernes, 24 de noviembre de 2017

Lynn Margulis


Este pasado miércoles se cumplieron 6 años de la muerte de Lynn Margulis, genial bióloga estadounidense, autora de la teoría endosimbiótica de la evolución de la célula eucariota.

Cuando en los años 60 inició sus estudios de ciencias y de Biología centrandose en las bacterias, la comunidad científica solo se preocupaba de estos microorganismos como posibles causantes de enfermedades. Para Lynn Margulis eran un sujeto de estudio tan interesante como,  por ejemplo, la fauna africana: las imaginaba inmersas en complicadas redes ecológicas y sujetas a las leyes de la evolución, como todo ser vivo.
¿Evolución en bacterias? Al principio no debieron tomarla muy en serio.

Tras años de trabajo en contacto y colaboración con eminentes científicos de diversos países en 1966, después de 15 intentos, consigue publicar Origin of Mitosing Cells, donde describe su teoría endosimbiótica. 

En esencia dicha teoría dice que algunos orgánulos de la célula eucariota tienen su origen en  antiguas bacterias de vida libre. Vamos a explicarlo en detalle

Dos tipos de células

No te descubro nada si te digo que todos los seres vivos estamos formados por células. Tampoco si aclaro que algunos seres vivos están formados por una sola célula. 
Seguramente también recordarás que hay dos tipos fundamentales de células: 
  • las eucariotas, que tienen su ADN encerrado en un núcleo y son grandes y complejas, llenas de orgánulos de nombres raros
  • Las procariotas, que tienen si ADN disperso por la célula y son pequeñas y simples, y apenas tienen orgánulos. 
Las células eucariotas nos forman a todos los seres pluricelulares, de la babosa a la ballena azul y desde el geranio al mamut lanudo, pasando por el champiñon y el chimpancé. 
Estas mismas células eucariotas son las que forman buena parte de los microorganismos unicelulares (amebas, flagelados, ciliados, microalgas,...) excepto las bacterias, que son los únicos seres vivos formados por células procariotas. 

Entre los orgánulos que si que aparecen tanto en las células procariotas como eucariotas están los ribosomas, pequeños granitos del interior celular que fabrican las proteínas de la célula. Pues bien, los de las células eucariotas son un poco mayores que los de las procariotas, y este detalle tiene su importancia. 

Rastros del pasado

Lynn Margulis tuvo contacto con científicos celulares que en los 60 estaban haciendo descubrimientos fundamentales sobre la ultraestructura celular, es decir, sobre las cosas muy pequeñas que se encuentran dentro de los pequeños orgánulos del interior de las ya de por sí diminutas células.
Y algunos de los descubrimientos eran más bien chocantes. Un par de orgánulos celulares, las mitocondrias y los cloroplatos compartían unas características extrañas, que no existen en el resto de orgánulos:

  • Cuentan con una doble membrana  
  • Tienen su propio ADN, independiente del ADN del núcleo 
  • Tienen sus propios ribosomas, que además son pequeños, como los de las células procariotas. 
Como en una novela de detectives, todas estas pistas parecía indicar que estos orgánulos tienen mucho que ver con las bacterias.  ¿Y si mitocondrias y cloroplatos fueran antiguas bacterias se vida libre que fueron atrapadas por las primitivas células eucariotas?

Endosimbiosis 

Esa es la base de la teoría que Lynn Margulis desarrollo: las antiguas células eucariotas serían una especie de bacterias grandotas que, en el transcurso de la evolución, fueron atrapando en su interior a otras bacterias, y desde entonces cooperan juntas para su beneficio mutuo.

Por separado no eran más que bacterias unas diferentes de otras, cada una con unas capacidades distintas (moverse, aprovechar al máximo la energía, hacer la fotosíntesis,  ...), pero juntas formaron la "supercélula" eucariota que sumaba las capacidades de todas, y que con el tiempo se pudieron unir en seres pluricelulares como el alga, la mosca y tu, con tu cerebro de células eucariotas que te permite leer y entender esto.

Estas asociaciones de organismos para el beneficio mutuo se conocen como simbiosis. En este caso, unos organismos, bacterias, viven dentro de otro, la célula eucariota, para beneficio de todos los socios, de ahí el nombre de endosimbiosis. 

La fuerza de la cooperación 

La teoría de la evolución de Darwin muestra como motor para la evolución "la lucha por la supervivencia". Esa lucha siempre se ha entendido, desde Darwin, como una guerra de "armamento" entre depresores y presas (si el conejo corre más,  el lince tendrá que hacer lo mismo para sobrevivir y viceversa), o entre competidores.
Margulis introdujo en la teoría otro elemento para luchar por la supervivencia: la cooperación. Pensaba que era una fuerza evolutiva y creadora mucho más extendida por la naturaleza y más poderosa que la competencia y la depredación, pero que nuestra propia naturaleza como especie de antigua presa y actual depredador nos impide ver con claridad de que forma nos hemos asociado, por ejemplo, con el trigo, para beneficio de ambas especies.

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